Cada vez que agachamos la cabeza, nos sometemos o accedemos a peticiones irracionales, le damos un duro golpe a la autoestima: nos flagelamos. Y aunque salgamos bien librados por el momento, logrando disminuir la adrenalina y la incomodidad que genera la ansiedad, nos queda el sinsabor de la derrota. Quin no se ha mirado alguna vez al espejo tratando de perdonarse la sumisin o no haber dicho lo que en verdad pensaba? Quin no ha sentido, as sea de vez en cuando, la lucha interior entre la indignacin por el agravio y el miedo a enfrentarlo? Aun as, en cada uno de nosotros hay un reducto de principios donde el yo se niega a rendir pleitesa y se rebela. Tenemos la capacidad de indignarnos cuando alguien viola nuestros derechos o somos vctimas de la humillacin, la explotacin o el maltrato: podemos decir NO. En el proceso de aprender a querernos a nosotros mismos, junto al autoconcepto, la autoimagen, la autoestima y la autoeficacia, que ya he mencionado en Aprendiendo a quererse a s mismo, hay que abrirle campo a un nuevo auto: el autorrespeto, la tica personal que separa lo negociable de lo no negociable, el punto de no retorno. Detrs del ego que acapara, est el yo que vive y ama, pero tambin est el yo aporreado, el yo que exige respeto, el yo que no quiere doblegarse, el yo humano: el yo digno. Comienza a decir que NO y a ser ms asertivo.
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