Tapa BlandaComo secuela y complemento de Apuntes para abandonar el derecho, Jugando con el derecho profundiza el cuestionamiento de Jos M. Atiles-Osoria al derecho como dispositivo del poder colonial para neutralizar y despolitizar los movimientos anticolo
Tapa Blanda
Como secuela y complemento de Apuntes para abandonar el derecho, Jugando con el derecho profundiza el cuestionamiento de Jos M. Atiles-Osoria al derecho como dispositivo del poder colonial para neutralizar y despolitizar los movimientos anticoloniales puertorriqueos, aun a pesar de victorias espordicas en los tribunales. Con minuciosidad terica e histrica, y nutrindose de la gran aportacin metodolgica de entrevistar a 46 luchadoras y luchadores por la descolonizacin de Puerto Rico, este libro detalla los mltiples modos en que, en un escenario de excepcin colonial, el derecho incumple sistemticamente su promesa de justicia, avalando con impunidad la estela de sangre que el colonialismo estadounidense en Puerto Rico, junto a sus cmplices locales, ha dejado a su paso para mantener la hegemona. Asimismo, Jugando con el derecho constituye una significativa aportacin a los estudios histricos sobre las luchas anticoloniales en Puerto Rico y la regin caribea, cubriendo el perodo que va desde la invasin estadounidense en 1898 hasta las dos primeras dcadas del siglo XXI. Al tiempo que analiza comparativamente instancias institucionalizadas (los partidos), autnomas (los diversos movimientos u organizaciones) y efmeras (acciones especficas o alianzas temporeras) de lucha anticolonial en Puerto Rico, este libro se caracteriza por el reconocimiento de que la historia de oposicin y confrontacin no es lineal ni progresiva, sino que durante los 120 aos de colonialismo estadounidense ha habido perodos de mayor confrontacin, de distenciones y de transiciones. Dicho reconocimiento permite calibrar de manera ms justa las aportaciones y limitaciones de una inmensa multiplicidad de colectivos y agentes polticos, dando al traste con la generalizada idea en el Puerto Rico de hoy de que la descolonizacin radical nunca ha sido un horizonte apoyado por las mayoras en nuestro pas.
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